Igualmente sin importar la edad que tengamos, todos contamos con una historia, un pasado.
Escuchando un mensaje el miércoles pasado en la iglesia, el predicador mencionó que muchos de nosotros desde niños fuimos lastimados, humillados y heridos, y esto tristemente nos sigue afectando hasta la actualidad.
En ese momento pensé: El tiene toda la razón, muchos hemos crecido físicamente, espiritualmente y emocionalmente sin sanar nuestros corazones. ¿Pero hasta cuando queremos seguir atrapados por ese pasado? ¿hasta cuando nos detendremos de ir al encuentro de ese destino bueno, agradable y perfecto que Dios tiene para nosotros, por estarnos lamentando de lo que nos sucedió en ese bendito pasado?
No hablo de que en un abrir y cerrar de ojos automática e inmediatamente se borrará todo dolor, soledad, o herida como por arte de magia. Eso es Imposible !!!!
Pero SI hablo de tomar una decisión VITAL, de seguir adelante a pesar de esa historia triste que aun marca nuestras vidas. Hablo de tener q decidir personalmente el quitarme esa mochila, ese peso, que no me permite avanzar al encuentro de mi destino. Pero ¿Hasta cuando quiero seguir "revolcándome" en el dolor, en la culpa, en la soledad, en la amargura, en la frustración y seguir culpando a mi triste pasado? La solución la tengo yo: Debo SALIR de esa historia de una vez por todas e IR al encuentro de mi DESTINO.
Pablo lo dice claramente en la carta a los Filipenses Cap. 3 versículos 12 -14
No es que ya lo haya alcanzado, ni que ya sea perfecto, sino que sigo adelante, por ver si logro alcanzar aquello para lo cual fui también alcanzado por Cristo Jesús. 13 Hermanos, yo mismo no pretendo haber alcanzado ya la meta; pero una cosa sí hago; me olvido ciertamente de lo que ha quedado atrás, y me esfuerzo por alcanzar lo que está adelante; 14 ¡prosigo a la meta, para llevarme el premio que Dios nos llama a recibir por medio de Jesucristo!
Ejemplos en la Biblia hay de sobra. Abraham tuvo que dejar una historia llena de idolatría, comodidades, y riquezas por obedecerle a Dios, quien le pidió que dejara su tierra y su parentela, para que fuera en pos de una tierra prometida. Su recompensa, ser llamado padre de multitudes, el amigo de Hashem, el hombre cuya descendencia sería tan numerosa como las arenas del mar y la estrellas del cielo. Tu conoces la historia !!!
Moisés, quien enfrentó en el episodio de la zarza ardiente, el momento clave para tomar esa decisión trascendental. O se quedaba pastoreando ovejas ajenas, lamentándose por su tormentoso y enredado pasado o se convertía en el libertador de toda una nación. Y nos cuenta la carta a los Hebreos Cap 11 que Moisés decidió no llamarse hijo de la hija de Faraón, escogió ser maltratado con su pueblo y huyó de Egipto porque tenía la mirada puesta en el galardón.
David, el día en que Samuel derramó la redoma de aceite sobre su cabeza ungiéndolo como futuro rey, tuvo que decidir abandonar el anonimato, olvidar el menosprecio y rechazo de su familia, olvidar su triste historia, para convertirse en el Rey que unificó a todo Israel, para convertirse en el hombre conforme al corazón de Dios , para convertirse en el hombre que logró llevar la presencia de Dios a su casa.
Termino con los apóstoles. Pedro, Andrés, Jacobo y Juan pescaban. Los 2 últimos REMENDABAN sus redes. Un día Jesús pasó a su lado y les dijo ¡¡¡¡ Sigánme !!!!! y dejándolo TODO le siguieron. 3 años después vemos en el libro de Hechos a los doctores de la ley, asombrados que unos hombres pescadores, a los que ellos consideraban del vulgo y sin educación, estaban frente a ellos hablando con denuedo, haciendo milagros, portentos y maravillas. Estos mismos hombres calificados como ignorantes, unos capítulos más adelante en el mismo libro de Hechos, se les califica como los que estaban "trastornando el mundo entero", puesto se movían en el poder del Espíritu Santo.
Todos tenemos un destino, un propósito en esta vida. Desafortunadamente muchos nunca lograrán ni siquiera conocerlo, mucho menos alcanzarlo. Toma hoy la decisión de abandonar de una vez por todas esa historia, ese pasado que hasta hoy te ha detenido, y lánzate al encuentro de ese destino glorioso que El Señor tiene para ti.