Exactamente !!!. para los que lo estaban pensando, el título del post es el nombre de un famoso bolero. Y le puse ese nombre porque hoy sucedió algo en mi vida que me hizo recordar el nombre del mismo; aunque en realidad no me acuerdo bien que dice la letra jaja, pero el titulo estaba acorde a lo que hoy quiero escribir.
Mi hija Nicole de 4 años empezó un nuevo año escolar, el pasado Lunes 25; esta vez en Kinder 4. Ella iba feliz de que por primera vez iba a ir de falda. Toda la vacación nos pasó comentando de que ella ya era una niña grande porque iba ir de falda al Colegio. El lunes se levantó muy temprano, contenta que iba a estrenar su falda. Cuando llegamos al Colegio la llevé hasta su aula y ella iba rebosante de alegría, era su primer día de clases!!!! Los siguientes días repetimos la rutina. El miércoles en la noche me dice mi esposa: Mira, mandaron una nota del colegio donde avisan que a partir de la próxima semana, a los niños de Kinder 4 hay que dejarlos en el portón principal y ellos van a subir solos hasta el aula; asi que mañana deja a Nicole en el portón para que se vaya acostumbrando, y yo le contesté que asi lo haría.
El Jueves, el día no comenzó como que muy brillante, jajaja. Salí medio cabizbajo de mi casa, y en el camino al Colegio iba manejando, hablando con la niiña, y pensando en mil cosas, que se me olvidó lo de dejarla en el portón. Cuando nos bajábamos del carro, Nicole me recordó la indicación del portón. En ese momento nunca me imaginé lo que esa bendita llegada al portón del Colegio significaría para mi vida ese día.
Empezamos a caminar y llegamos al portón. Hasta ahi todo bien. Le recordé que se fuera directamente al aula de la Sister Johana; nos despedimos, me abrazó y le di un besito en la frente. Yo crei que talvéz se iba a poner nerviosa, pero ella entró muy calmada y segura y yo me quedé en el portón viéndola mientras subía la pendiente a la entrada del Colegio. Ahi iba mi hija de 4 años con su loncherita en la mano subiendo por si sola hasta su aula de clases. Cuando había avanzado unos cuantos metros se volvió, me vió y me tiró otro besito. Inmediatamente pasaron por mi mente mil cosas, y (aunque parezca cursi) se me salieron las lágrimas.
Mientras Nicole subía sola, la pude ver en mis pensamientos graduándose del colegio, graduándose de la Universidad, caminando por el pasillo que la llevaría al altar el día que se casara. En un santiamén mi niña había crecido y la veía ir tras el destino para el que Dios la creo. Sentí como que en ese instante la estaba entregando a un camino, llamado VIDA, donde un dia se va a topar con dificultades y visicitudes, donde un día le tocaría llorar, en otras ocasiones reir, donde un dia experimentaría el dolor, la frustración, pero también la victoria y la alegría.
Quisiera poder escribir todo lo que sentí, pensé y reflexioné, pero creo que en un solo post no podría plasmar todas las enseñanzas y conclusiones que pude aprender en unos minutos.
Cuando Nicole salió del alcance de mi vista, me fui de regreso al carro.
Una vez en el carro seguí llorando con todo lo que pude reflexionar. Pensé en mis padres y en su esfuerzo por hacer de mi un buen hombre. Pensé en mi propia vida hasta hoy. Pensé en mis hijos, y lo que podría ser su futuro. Reflexioné en como el tiempo transcurre aceleradamente y no perdona ni hace distinción. Como al tiempo no le importa si he amado o no, si he disfrutado mi vida o no, si estoy joven o viejo, si estoy sano o enfermo, si estoy agradecido con Dios o no; el tiempo solo pasa y pasa.
Nacer, vivir y morir es el axioma!! Que hiciste mientras duró tu vida?
Esta es una frase de un poema que mi abuelo paterno escribió allá por 1988 (paradójicamente fue el último poema que escribió antes de morir). Creo que en el ocaso de su vida reflexionaba sobre la misma.
Los años transcurren y no vuelven. No reflexionemos cuando sea demasiado tarde.
Esforcémonos de corazón por no desperdiciar nuestra vida en trivialidades y en afanes. Es duro, pero la mayoría de seres humanos esperan hasta el ocaso de sus vidas para darse cuenta que la vida se les escapó sin haberla aprovechado, sin haberla disfrutado; que la vida se les fue y con ella se llevó muchas cosas.
Tus hijos, al igual que nosotros un día, irán al encuentro de su camino, del propósito para el que fueron creados por Dios, prepáralos de la mejor manera, instruyéndolos en el camino del Señor para que nunca se aparten; amalos, besalos, abrazalos, y enseñales a amar y honrar a Dios con todas sus fuerzas.
Gracias Señor por ese jueves 25 de Enero del 2010, gracias por esa experiencia, sin duda pasará al archivo de memorias imborrables.